sábado, 29 de octubre de 2011

inoportuna



Su nombre es Alonso, más no importa su nombre. Metro de Santiago, estación Parque Bustamante. Con su acordeón a cuestas, y afirmado de una de las manillas del gigante vagón, que en ese instante está repleto por personas, aunque no es seguro, de que sean personas,  Alonso mira el horizonte, y de soslayo la mira a ella, la chica de los anteojos oscuros.  La cual coquetamente sonríe, con su mochila verde y sus labios pintados color carmesí. Siguiente estación, la chica se baja y con ello el idilio se marchita, no obstante alcanzan a despedirse, la chica desde el andén y Alonso desde el vagón, levantando un poco las manos ambos, como si con eso pudieran transformar su intrascendente viaje en un inoportuno amor. Estación  Santa Isabel, ella se va.
 De improviso, Alonso recuerda el libro que es su es su especie de biblia, el principito; - me pregunto si las estrellas brillan sólo para que uno pueda encontrar algún día la suya…


viernes, 21 de octubre de 2011

Manifiesto de alguien que desea abrazar la felicidad


De una vez por todas, hoy decido ser feliz, entregar amor sin querer recibir nada a cambio. Hoy decido mirar con otro cristal mi vida, que hasta hace poco me parecía una tragedia. Ser feliz porque sí, la vida es una sola y no quiero que se me pase entre lamentaciones y compadecimientos.
Basta de reproches y círculos viciosos de energías negativas que han envuelto, últimamente, mi vida. Disfrutar, amar, vivir, hacer deporte, quererme, amarme. En fin. Amor por amor.

domingo, 16 de octubre de 2011

ella


De improviso piensa en ella, su delicadeza, sus frases inteligentes, su serena actitud frente a la cotidianidad. Como ella se lo dijo, esto sólo se trata de vivir, sin mayores cuestionamientos, porque sino la vida se convierte en una misma mierda. Como lo recito de uno de sus libros favoritos; en la vida no se necesitan ideales sino solo pautas de conducta. 

jueves, 6 de octubre de 2011

Hay un miedo que me paraliza, un miedo que aparece frente a cualquier desafío, por menor que sea. La frustración se presenta solapada; en frases como “no puedo hacer esto”, “es muy difícil”, “no soy el indicado”, etc.

Comencé las clases de natación y ahí comenzaron los temores, hubo un instante en que tuve ganas de abandonar, me sentí prisionero de las dudas, las penas, las desdichas. No obstante decidí seguir, aunque siempre temeroso…

Mañana tengo otra clase por lo que me siento intranquilo, espero que el desdén no sea mayor a mis ganas de, por fin, terminar algo.

Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder.

Steve Jobs.