viernes, 17 de diciembre de 2010

deseo escribir, pero no puedo

Camino.

El parque se presenta infinito. El sol no es inconveniente para mi andar parco y lívido. Es un estupendo momento para sacar un libro y leerlo mientras camino.
Las imágenes me vienen a la mente de una forma impetuosa, a cada instante creo estar observando lo que leo. Esa mujer desgarrada frente al ocaso de su historia de amor, esa perdida fatal de una persona cercana.
Sí, creo estar observando gente decepcionada. Sustancialmente inerte. Todo me lleva a creer que Santiago es un lugar algo triste.

De súbito siento un bocinazo, sonido que me devuelve a la calle que estoy cruzando. Pero no hago caso. Continúo pegado al libro y a mí andar distraído. Al carajo los automovilistas, pusilánimes estresados.

Que momento más bello para morir. “Es muy halagador poder suprimirse”[1] pienso. Comprendo que esto no es más que una nueva afrenta diaria contra el mundo en el que vivo. ¿Quién es el pusilánime?...

Intuyo que las pastillas ya no están logrando su efecto. De todas formas, continuo mi camino.

Errante.






[1] Silogismos de la amargura, de E.M Cioran.

martes, 16 de noviembre de 2010

El último tiempo

Realmente no ha sido una vorágine, en lo absoluto, pero sí un período cargado de reflexiones, no siempre bien digeridas, pero que han logrado en mí cierta estabilidad, y eso siempre es bueno.

No podría explicar de una forma correcta lo bien que me ha hecho sentir andar en bicicleta, sólo entiendo que al sentir rodar los pedales, mi cuerpo se pone feliz. Como explicitar lo que acontece cuando, de una forma totalmente impulsiva, tomo mi bicicleta, me pongo mis guantes y gafas, y a continuación navego en esa velocidad inquebrantable pero controlada, en ese mar impetuoso de deseo y libertad. Hay veces en que creo que andar en bici (mejor si es sin manos), ver los árboles pasar a gran velocidad y sentirse exhausto, de tanto gozo, es lo mejor de la vida.

Lo cual no significa que los problemas se acaben, por el contrario. Los soliloquios continúan, aunque ahora no tan desgarradores, igual se hacen presentes. No obstante, la vida sigue, desgraciada o magníficamente continua. He ahí lo importante. Como lo plantea Henri Miller en uno de sus libros: “un mundo sin esperanza, pero nada de desesperarse”. Claro, no significa encerrarte y no creer en nada, sino más bien, comprender que muchas veces ocurren sucesos que están por sobre tus correspondencias o limitaciones y por tanto no puedes amargarte por su acontecer.

De ahí que haya decidido por fin salir. Encontrar gente agradable es un buen comienzo.
Aún así todavía no decido nada, o lo realmente trascendente todavía esta nebuloso. El que decidir hacer con mi futuro. Seguir con mis estudios, actualmente congelados o definitivamente cambiar de carrera. Pareciera un enrollo decidir cuando nunca lo has hecho, cuando nunca te han enseñado a hacerlo. Sólo sé que, de nuevo citando a Miller, “Haz cualquier cosa, pero que produzca gozo. Haz cualquier cosa, pero que provoque éxtasis”.

En ello estoy, de ahí que me tomara tanto tiempo para escribir de nuevo.

domingo, 31 de octubre de 2010

sábado, 16 de octubre de 2010

cautivadora atención momentánea

Temo. Sí, temo.
Recuerdo cuando debía bajar esa escalera tediosa, también algo roñosa que me recordaba, mientras pisaba como queriendo no hacerlo, que abajo se encontraban mis pares.
Esos seres tan extraños y seguros.
Sus risotadas, sus movimientos de brazos con sus cigarros revoloteando en el aire como luciérnagas en una noche primaveral. Ahí estaban ellos.
Como siempre y como no debía, decidía retrasar mi andar, intentaba desplazarme como si mis extremidades estuvieran pegadas. A veces conseguía mi objetivo, pues los extraños seres comenzaban a desplazarse hacia otros sectores. Que relajo. Que maldito pusilánime relajo.
Pero cuando esto no ocurría, debía sólo continuar. Intentar transformar mi mirada en una mirada aún más perdida, aún más lejana.
Errante, una mirada que viaje por los distintos rincones del mundo, pero que, sin embargo, no se percate de ninguno.
Una mirada invisible, sin ninguna convicción o aún mejor donde la única convicción sea no tener ninguna.
Pues eso es lo somos en realidad; seres intrascendentes, relativamente imperceptibles, algo así como los artículos que se encuentran exhibidos en los escaparates de las tiendas, donde en el mejor de los casos, algunos nos puedan llamar la atención. Cautivadora atención momentánea. Adquisición es igual a tedio y hastío.
Por ello digo que no hay tiempo que perder. Los escaparates no valen la pena mirarlos.
No debemos arriesgarnos.
No obstante, al mirar tus ojos y al continuar haciéndolo- no puedo comportarme- intuyo que esto podría acabar.
Pero no acaba. Continúa. Decido seguir desplazándome, como aquel vagabundo agonizante.
Que curioso, parecemos tan distintos pero tras mirarlo me percato que entre nosotros sólo hay una gran sutil diferencia; nuestras ropas.
Me invade la vergüenza.

lunes, 11 de octubre de 2010

el desenlace espero

Un zancudo revoloteando alrededor. Ni siquiera pienso en aplastarlo, eso sería macabro. Algo así como si Sancho fuera aplastado por el señor de la triste figura- cuestión inconcebible. Sí, porque mi amigo el zancudo me mantiene alerta, paradojicamente cuerdo.
Hay ocasiones donde, incluso, extraño sus picadas. Por ridículo que parezca estas me hacen sentir que sigo existiendo. Me recuerdan que contino vegetando en la cama. Ese mueble tan citado por distintos poetas y otros, con el objeto de reproducir encuentros amorosos, noches fulminates, más no para mí. Sólo sirve de sostén para el lamentable estado en el que me encuentro.

Aún así, y no se hasta cuando, continúo vivo.

martes, 5 de octubre de 2010

Thinking about you

escuchando algo de música. las ideas se pierden, galopan frente a tu amor maldito. tu cara parece desfigurarse, el amor parece aniquilarme. hacia donde voy, me preguntas, te insisto que no tengo rumbo, intento continuar con la rutina.
Te llamé, pero no contestate . me lo esperaba, me vuelvo loco, brutalmente meláncolico, distraido, perdido, perturbado. Hasta cuando?, hasta el fin, floreces tristezas perdidas, tardes sin sentido.
Miro al cielo y no veo más que nubes. Sí, nubes que personifican tu ser, tapando los rayos de luz, desplegando egoísmos y destruyendo una bonita tarde de primavera. La culpa, que es la culpa?, un simbolismo tarado, el cual intenta, a través de su moralismo descarnado, hacerme sentir mal.Pero no sabe que tu ya lo has logrado. A veces creo que no vale la pena, y es cierto, no la vales. aún así eres la favorita de mis vicisitudes oníricas, la única.

domingo, 23 de mayo de 2010

Tú subes, yo bajo

Eres abstracta. No puedo aproximarme a ti, pero estas en todo lo que hago. ¿Te encontrare acaso algún día?. Te sueño, te anhelo, te quiero. Pero sigues sin estar aquí. El deseo se mezcla con dolor. Intento palpar y saborear tus labios, reconocer el olor de tu boca, así como el de tu sexo, reconocerte entre un mar de gente, donde el bullicio no sea más que un detalle inocuo.
Te veo, conmigo al lado, caminando por esas calles tristes, que sin embargo, al verte aparecer agitan sus colores y recuerdan su belleza de días lejanos. Continúo mirándote, y ya no puedo dejar de hacerlo. Tus anteojos, ese curioso detalle que siempre me han causado una alegría insulsa, tan gigantes, tan pulcros, tan genuinamente tuyos, me enloquecen. Como no quererte, aún si acaso no te he visto. Pero te desvaneces, te alejas de mí como si yo fuera el peor de los seres que habitan este fatigado mundo. Imagino que puedes tener razón, hay días en que la desidia, el dolor y la melancolía me trastornan, me enloquecen, me perturban. Vástago baluarte de esa conmiseración, ignorancia y depresión que habita las sociedades de consumo.
Pero tienes absoluta razón. Te vi y no hice nada por retenerte. Te vi y deje que te fueras como si no supiera que con eso aniquilaba mi deseo de continuar vivo. Escaleras, las testigos de nuestro amor maldito. Tú subías y yo bajaba. Te alejas, te sigo, aunque siempre con esa cautela de quién sigue su presa, su presa, que ironía. Yo solo desearía ser cazado por ti, volcarme a ser tu alimento, saciar tus necesidades. Te miro, pero no me miras. Tú subes, yo bajo...

jueves, 1 de abril de 2010

Tarde de radiohead, recuerdos de algún tiempo pasado

Las horas pasan pero el loco amor esta presente. En mi oscuro mundo retumba tu voz, tu mirada, tu olor. Como bien lo sabes, eres mágica- no como la maga de Cortazar, claro- pero suficiente como para transportarme del feliz mundo de la algarabía al omnibulado mundo de la decepción. El mundo sin sorpresas, sin vitores de triunfo, sin sentimientos felices, sin ganas de existencia.


Así que bien lo intuyen, la poesía, a veces, aniquila. Aniquila, pues mi musa se muere. Su cara de felicidad nunca más será plasmada por mis sencillas interpretaciones. Se muere el rocío de su vida, se muere mi vida, llevando consigo el vigor de mi puño, se muere...

lunes, 29 de marzo de 2010

otra historia de caleta...

Es el momento de buscarla. No, ella tocara el timbre, extrapolara los sentidos, desdibujara la razón, entorpecera lo comunmente realizado. Sí, así sera ella,con su voluntad desmesurada, su belleza inquietante.


No más que deseos de antaño- irreales, por cierto. Aunque opaque sus iluminados sueños, les informo que la magia no existe. Ahora solo veo el cristalino mapocho y en él, el subterfugio para sanar las heridas y volver de donde nunca tuve que salir. Mi caleta repleta de basura...