domingo, 31 de octubre de 2010

sábado, 16 de octubre de 2010

cautivadora atención momentánea

Temo. Sí, temo.
Recuerdo cuando debía bajar esa escalera tediosa, también algo roñosa que me recordaba, mientras pisaba como queriendo no hacerlo, que abajo se encontraban mis pares.
Esos seres tan extraños y seguros.
Sus risotadas, sus movimientos de brazos con sus cigarros revoloteando en el aire como luciérnagas en una noche primaveral. Ahí estaban ellos.
Como siempre y como no debía, decidía retrasar mi andar, intentaba desplazarme como si mis extremidades estuvieran pegadas. A veces conseguía mi objetivo, pues los extraños seres comenzaban a desplazarse hacia otros sectores. Que relajo. Que maldito pusilánime relajo.
Pero cuando esto no ocurría, debía sólo continuar. Intentar transformar mi mirada en una mirada aún más perdida, aún más lejana.
Errante, una mirada que viaje por los distintos rincones del mundo, pero que, sin embargo, no se percate de ninguno.
Una mirada invisible, sin ninguna convicción o aún mejor donde la única convicción sea no tener ninguna.
Pues eso es lo somos en realidad; seres intrascendentes, relativamente imperceptibles, algo así como los artículos que se encuentran exhibidos en los escaparates de las tiendas, donde en el mejor de los casos, algunos nos puedan llamar la atención. Cautivadora atención momentánea. Adquisición es igual a tedio y hastío.
Por ello digo que no hay tiempo que perder. Los escaparates no valen la pena mirarlos.
No debemos arriesgarnos.
No obstante, al mirar tus ojos y al continuar haciéndolo- no puedo comportarme- intuyo que esto podría acabar.
Pero no acaba. Continúa. Decido seguir desplazándome, como aquel vagabundo agonizante.
Que curioso, parecemos tan distintos pero tras mirarlo me percato que entre nosotros sólo hay una gran sutil diferencia; nuestras ropas.
Me invade la vergüenza.

lunes, 11 de octubre de 2010

el desenlace espero

Un zancudo revoloteando alrededor. Ni siquiera pienso en aplastarlo, eso sería macabro. Algo así como si Sancho fuera aplastado por el señor de la triste figura- cuestión inconcebible. Sí, porque mi amigo el zancudo me mantiene alerta, paradojicamente cuerdo.
Hay ocasiones donde, incluso, extraño sus picadas. Por ridículo que parezca estas me hacen sentir que sigo existiendo. Me recuerdan que contino vegetando en la cama. Ese mueble tan citado por distintos poetas y otros, con el objeto de reproducir encuentros amorosos, noches fulminates, más no para mí. Sólo sirve de sostén para el lamentable estado en el que me encuentro.

Aún así, y no se hasta cuando, continúo vivo.

martes, 5 de octubre de 2010

Thinking about you

escuchando algo de música. las ideas se pierden, galopan frente a tu amor maldito. tu cara parece desfigurarse, el amor parece aniquilarme. hacia donde voy, me preguntas, te insisto que no tengo rumbo, intento continuar con la rutina.
Te llamé, pero no contestate . me lo esperaba, me vuelvo loco, brutalmente meláncolico, distraido, perdido, perturbado. Hasta cuando?, hasta el fin, floreces tristezas perdidas, tardes sin sentido.
Miro al cielo y no veo más que nubes. Sí, nubes que personifican tu ser, tapando los rayos de luz, desplegando egoísmos y destruyendo una bonita tarde de primavera. La culpa, que es la culpa?, un simbolismo tarado, el cual intenta, a través de su moralismo descarnado, hacerme sentir mal.Pero no sabe que tu ya lo has logrado. A veces creo que no vale la pena, y es cierto, no la vales. aún así eres la favorita de mis vicisitudes oníricas, la única.